ATREVETE A PENSAR

Pensar, idear, soñar,reflexionar, darle vueltas a las cosas es el camino para cambiar aquello que no nos gusta, para cambiar el mundo. Por eso os invito a aceptar el desafío de pensar.
Sapere aude, ¡Atreveos a pensar por vosotros mismos!

domingo, 27 de noviembre de 2011

Escena de la película "Amar peligrosamente".

Es una escena  que denuncia la doble moral que se tiene con el tema de la cooperación internacional.
Bastante dura pero cierta y real. Invita a mirar hacia uno mismo.

domingo, 20 de noviembre de 2011

¿Por qué no?


España es el sexto país exportador mundial de armas según Amnistía Internacional. El 40% de las armas que exporta están destinadas a países que violan sistemáticamente los derechos humanos.
Estamos en vísperas de elecciones y es frecuente el recurso a los cinco millones de parados y a los recortes en sanidad y educación, en definitiva, a la economía en general. Estos son los asuntos que nos tocan de cerca y más preocupan a la ciudadanía.
Pero hoy queremos hablar sin tapujos de esos grandes temas olvidados que no forman parte de nuestro día a día. ¿O quizás nos quita el sueño que los países democráticos mantengan relaciones en nuestro nombre con los mayores dictadores del mundo? ¿Nos paramos a pensar en cómo desde Occidente les suministramos las armas con las que oprimen a inocentes? No, ¿verdad? Resulta demasiado duro plantarse de frente ante esta realidad.
Y es que hay una realidad que no cambia, una realidad que permanece inmutable independientemente del color del partido que gobierna. Nuestros representantes políticos mantienen relaciones diplomáticas con dictadores que oprimen a sus pueblos. Es más, permiten que los Estados que gobiernan sean exportadores de armas. Ciertamente, es muy cómodo escudarse en la necesidad del mantenimiento de suministro de gas y petróleo antes que plantar cara a estos países. Es muy cómodo lavarnos las manos y no exigir el cese de los asesinatos, de las torturas, de la degradación de la mujer y demás atentados contra la libertad humana que se perpetran en estos Estados

“Bueno, es lo que hay, así funciona el mundo, ¿no?”. ¡NO! Los Gobiernos no deben resignarse a limitarse a negociar mirando hacia otro lado (sin olvidar sonreír para la foto, claro). Y es que el mundo no tiene por qué funcionar así, somos los hombres los que hemos hecho que así funcione, luego seremos nosotros los que consigamos cambiarlo. Pues bien, que empiece el cambio, es hora de encontrar soluciones.
¿Se antoja tan disparatada la idea de una unión de las fuerzas democráticas con el fin de poner en jaque a estos países? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que cualquier solución es mejor que quedarnos de brazos cruzados presumiendo de las buenas relaciones con países como China, Cuba o Guinea Ecuatorial. Pero claro, cuando recibíamos a Gadafi en España antes de la guerra de Libia no era malo.
A lo que queremos llegar es a que hasta que la opinión pública no pone a los gobiernos entre la espada y la pared y les exige que actúen, estos callan durante incluso generaciones de dictadores. Es una vergüenza que si no se hubiesen producido las revueltas internas en Libia seguiríamos estrechando la mano de Gadafi y entregándole las llaves de la ciudad de Madrid.


La gente sale en masa a la calle para protestar contra los recortes y el paro, y esto es por supuesto comprensible dada la que está cayendo. Sin embargo, pocas veces vemos a la gente manifestarse por aquello que no nos toca tan de cerca, por las crueles injusticias que se cometen a kilómetros de nuestras ciudades. Pero es que una cosa no quita la otra, podemos seguir preocupándonos por nuestros parados y a la vez movilizarnos para intentar cambiar el modo en el que este mundo funciona.
Queremos creer que en un país democrático como el nuestro los ciudadanos somos tenidos en cuenta; que tenemos el poder de exigir a los políticos, que da la casualidad de que están ahí gracias a nuestros votos, que se impliquen en la situación de algunos pueblos oprimidos por sus gobernantes. En nosotros está el cambio. Como decía J.F. Kennedy: “A veces veo cosas y me pregunto ¿por qué? Otras veces imagino cosas y me pregunto ¿por qué no?”.

Traficantes del amor

No estoy suficientemente inspirada para hablar del amor, el amor de pareja, nunca he sentido ese amor que convierte a dos almas en una y dura toda la vida, no puedo hablar de mi experiencia personal. Podría hablar de él aún sin conocerlo, porque lo he visto, lo he vivido, no en mis carnes sino en las de los seres que me rodean sobre todo, en mis padres y mis abuelos. He tenido esa suerte supongo que su ejemplo me servirá de ayuda en el futuro. Hay un fragmento que oí una vez en una película que me impresionó enormemente.

"El amor es sufrido y considerado, nunca es celoso. El amor no es jactancioso o engreído, nunca es grosero o egoísta, nunca se ofende ni es resentido. El amor no haya placer en los pecados de los demás y se deleita en la verdad. Siempre está dispuesto a excusar, confiar, esperar, soportar todo lo que venga"

 Cuando la escuché lo vi con claridad, ese es el amor de verdad, el amor más puro, no por eso perfecto ni falto de dificultades, pero en el fondo verdadero. Todo lo demás que nos vendan es mentira. Y digo “nos vendan” porque sólo hace falta encender la televisión cinco minutos para darse cuenta de cómo el concepto de amor es manipulado, usado, vendido, rebajado y rentabilizado. Para los que no los conozcan, existen programas en los que las chicas compiten por el “amor” de un chico, este debe elegir entre veinte de ellas y luego salir del programa con una.  Intentan encontrar el amor rodeados de cámaras y con miles de espectadores viéndoles. ¿Cuáles son las probabilidades de encontrar el amor de ese modo? ¿Una contra un millón? O son ingenuos, o no les faltan escrúpulos en fingir interés en enamorarse. Otros programas sencillamente se ocupan de ventilar los trapos sucios de las familias en un plató. Las madres llevan ahí a sus hijas para regañarles en público en lugar de intentar solucionar los problemas en casa. Y cómo no, también existen los programas de corazón y las revistas que se ganan la vida hablando del amor, o mejor dicho de la falta de amor de los demás.
Por supuesto, todos estos cobran por exponerse de esa manera, ponen precio a su vida privada y a sus relaciones personales, se venden literalmente. Y cuantos más problemas, y más engaños, y más insultos, y más obscenidades, mejor. En ocasiones estas personas son víctimas de su propio circo, son juzgadas y condenadas mediáticamente. En los propios programas a los que van les humillan sin piedad. Seguramente los presentadores o colaboradores habrán hecho lo mismo o algo peor que ellos pero eso les da igual. No quiero decir que estos sean víctimas y los otros verdugos sino que en muchas ocasiones se aprovechan de gente sin cultura, sin oficio ni beneficio y en situaciones económicas difíciles. Esto por supuesto no justifica acudir a esa clase de programas. Pero me gustaría poner el acento en la conducta de aquellos que administran estos programas: directores, presentadores, guionistas, realizadores etc.
 
Aquellos que muy cómodamente tiran la piedra y esconden la mano, ponen en el punto de mira las actuaciones de otras personas y permiten todo tipo de vejaciones. Se asemejan (sin querer ser exagerada) a aquel que explota sexualmente a una chica y se lucra de ello. Son las personas que exprimen al límite los sentimientos de los otros para conseguir audiencia, son los traficantes de amor.     

domingo, 6 de noviembre de 2011

Un error sin vuelta atrás

Artículo 15 Constitución Española: “Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral…”
Todos tenemos claro que tenemos derecho a vivir. Pero, ¿tenemos derecho a elegir no vivir?, ¿tenemos derecho al suicidio? En España ese derecho no existe pero tampoco se castiga al que se intenta suicidar y sobrevive porque se entiende que sería una crueldad. Se trata de un tema sumamente delicado y difícil de entender cuando no se vive en las propias carnes. Realmente es un tema escabroso para hablar sobre él, pero me llama muchísimo la atención y realmente es sobre lo que me apetecía escribir, quizás en un intento de encontrar respuestas. Por suerte nunca me he encontrado en esa situación, pero si he conocido a personas que me confesaron que lo intentaron y a otras que simplemente no se atrevieron. ¿Qué puede llevar a una persona a autoliquidarse? Parece que el ser humano está programado para sobrevivir aun en la adversidad, parece que el instinto de supervivencia debería impedir que una persona se autodestruya como si fuera una máquina .Resulta curioso que los suicidios no se anuncien en prensa, esto es así porque al parecer el suicidio es contagioso. El que no se lo había planteado se lo plantea tras haber escuchado otros casos y lo valora como una solución a su desgracia.
Para suicidarse, ¿hay que ser muy valiente, muy egoísta o muy cobarde? Bien puede ser que para suicidarse haga falta cierta dosis de valentía pero creo que  lo que de verdad hace falta es una gran dosis de desesperación y una total falta de autoestima. Desde luego que yo ahora no tendría la fuerza para hacerlo, de hecho me resulta impensable pero muchos de los que se atreven lo hacen arrastrados por depresiones o estados de demencia que merman sus capacidades volitivas. Otros simplemente son cobardes, también hace falta cobardía para hacerlo, al fin y al cabo es una manera de eludir los problemas terrenales, una escapatoria para no afrontarlos, como si se pudiera coger la vida y tirarla a la papelera porque no nos gusta. Y también resulta una actuación egoísta, sin pensar en lo que se deja en la tierra, en las consecuencias que generará tu conducta, en el dolor que causarás a tus familiares y en el sentimiento de culpabilidad que acompañará a los que te querían que se repetirán todos los días ¿cómo no pude evitarlo?
Pero sobre todo es una conducta desagradecida, la vida es un regalo. Para los cristianos Dios nos la ha dado y debemos aprovecharla. No podemos disponer de ella como si fuéramos dioses. En mi opinión el suicidio no es una solución, es un error. Pero ¿podemos culpar o juzgar a los que lo hacen?, ¿alguna vez nos hemos sentido como ellos? Creo que habrá que distinguir entre aquellos que lo hacen bajo una enfermedad o depresión y aquellos que no. A los primeros no se les puede hacer culpables, no son dueños de sí mismos. Pero los que eligen el suicido como una solución fácil y cobarde caen en el error de desaprovechar la gran oportunidad de la vida. Caen en un error sin vuelta atrás. El suicidio no tiene nada que ver con la libertad. La libertad se ejerce  con la vida. La vida es un derecho que se nos ha concedido y ese derecho está unido al deber de vivir. No se puede disponer del derecho olvidándonos de la responsabilidad que conlleva
 La vida hay que vivirla. Y de hecho hay que vivirla lo mejor que podamos. La vida puede ser maravillosa.

¿Qué diremos de los siguientes jóvenes?

Cuando toca hablar de la gente joven, surge de mi interior una defensa casi exagerada, fácilmente combatible y opinable. Una vez hecho el ejercicio de autocrítica, creo que es necesario darle la vuelta a la moneda y mostrar otra visión de la realidad. Porque sólo con la comprensión es posible la ayuda y el impulso para cambiar.
Desde todos los tiempos ha habido una tendencia a enjuiciar a los jóvenes desde la propia perspectiva, desde la vida que se ha llevado hace 50, 60 o 70 años.  Por eso los adultos vierten opiniones  muchas veces, cegados por la luz de su experiencia.
Un antiguo proverbio indio dice “nunca juzgues a alguien sin haber caminado tres lunas con sus zapatos”
Los jóvenes de hoy en día han nacido y crecido en circunstancias incomparables a las de sus propios padres, aunque sólo hayan pasado 60 años. En la historia de la humanidad siempre se ha dado el efecto péndulo, el paso de un extremo a otro. Mientras unos temblaban en la lucha contra autoritarios dictadores y eran educados en la austeridad, el decoro y el esfuerzo, otros se desatan en la libertad  de la democracia bajo otra dictadura, la del sexo, el consumismo y la pasividad.
No por eso puede decirse que el comportamiento de los jóvenes es sólo fruto de sus circunstancias. Sería una pésima excusa ya que al fin y al cabo cada uno puede modificar las circunstancias de su alrededor y así ser constructor de la sociedad en la que quiere vivir.
-Ya, pero no me negará que los jóvenes de hoy sólo piensan en diversión. ¿Cómo van a comprometerse con la sociedad?
Bueno sí, es verdad a veces parece que lo único que les importa es pasárselo bien. Siempre andan reclamando  sus derechos sin darse cuenta de que todo derecho conlleva un deber.
-Y ¿qué me dice de los ninis(ni estudian ni trabajan)? ¡vaya una vergüenza!
Desde luego que es lamentable, el resto de jóvenes también se avergüenzan de ellos. Pero sólo son una pequeña parte, una muestra que no debe arruinar la imagen de toda la juventud. No todos los jóvenes se levantan a las 2 de la tarde un lunes para no hacer nada.
-Y parece que no tienen ideales que les muevan, como si pelear por un mundo mejor no fuese con ellos. ¿Dónde ha quedado el coraje de aquel mayo francés del 68?
La verdad es que fue una gran revolución en aquel convulso París. Pero ¿y los indignados? Sin ir más lejos hace unos meses miles de jóvenes españoles salieron a la calle para reivindicar y exigir una democracia real. Podrán haber cometido errores pero fueron capaces de unirse por una cause noble.
Como otros que lo hicieron en un contexto más complicado y jugándose la vida en Egipto, Túnez o Libia.
Y no nos olvidemos de las Jornadas Mundiales de la Juventud en las que los jóvenes dieron una lección a todos de civismo y alegría. Todos unidos para manifestar su fe y su convicción de transformar el mundo con el amor.
De todas estas actuaciones se puede realizar una dura crítica y de hecho es lo que se ha hecho. La gente pone siempre mayor atención en lo negativo y se olvidan de lo positivo. Como si un par de actuaciones de cuatro impresentables pudieran teñir lo admirable de todos los movimientos.
Ya en tiempos de Sócrates se calificaba así a los jóvenes: “Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros”
Me pregunto qué diremos de la siguiente generación de jóvenes. No hace falta ser adivino para saberlo. Probablemente hablaremos cegados por la luz de nuestra experiencia. Pero ¿qué le vamos a hacer? Es la vida. De hecho, quizás sea necesario para que los jóvenes despierten de vez en cuando de su letargo.








Mirando al futuro

Cuando escuchamos de la voz del profesor: “aquí está prohibido estudiar , vamos a pensar y a hacer pensar a los demás” creo que todos nos alegramos de haber elegido esta asignatura, más que nada por la parte de “no estudio . Y ahora, en el momento de hacerlo, lo de pensar y escribir parece que se complica.
La verdad es que resulta interesante saber que voy a tener una hora como mínimo a la semana para pensar, una hora para reflexionar sobre las cuestiones actuales, sobre la sociedad, sobre nosotros, sobre el ritmo que está tomando nuestra vida y sobre todo para descubrir si soy dueña de mi vida, si todo lo que hago lo hago porque quiero o más bien por inercia.
Aparentemente puede parecer obvio esto de pensar, pero hoy en día todos vivimos demasiado deprisa, de un lado para otro, haciendo cosas, hablando con personas, formándonos para nuestro futuro, en definitiva, cubriendo nuestro tiempo con mil cosas. Y muchas veces nos olvidamos de darles un sentido, de valorar lo que tenemos  y creo que esta es una oportunidad para hacerlo.
Bueno, toda esta introducción tan larga creo que es una manera de retardar el momento de empezar a hablar de mí. Personalmente me resulta difícil hacerlo y más cuando pienso que esto lo pueden leer otras personas. Realmente no sé lo que espera el profesor de nosotros.
No soy una chica que podría ser protagonista de una novela, es decir, no he tenido una vida especialmente trepidante o interesante. Aunque bueno, nunca es tarde, de hecho creo que me quedan muchas cosas interesantes  por hacer.
Nací en Pamplona y he vivido aquí toda mi vida. La verdad es que creo que es una gran ciudad para vivir y formar una familia aunque también tengo ganas de salir y ver más mundo, no me importaría vivir en otro país. Soy la mayor de tres hermanos y estudié en el Colegio Carmelitas Vedruna.
Se podría decir que estudio derecho por vocación, antes de empezar me apasionaba eso de “hacer justicia”, de defender a inocentes. Tenía una visión muy idealista de la profesión y con el paso del tiempo esa idea se me va desmontando cosa que no me gusta, de hecho muchas veces pienso que un ser humano, por muy capacitado que esté, no tiene el derecho de juzgar a otro de su misma condición. Parece más un trabajo de dioses aunque bueno, no queda otro remedio.
Aunque  que esta carrera me encanta, muchas veces pienso que hubiera disfrutado también  con otras carreras. Creo que al final se trata de amar lo que haces y hacerlo lo mejor posible. Dicen que  no es feliz el que hace lo que quiere sino el que quiere lo que hace ¿no?
Independientemente de lo que hiciera siempre he tenido muchos sueños, de hecho los voy apuntando para no olvidarme de ellos, no me gustaría morirme sin haberlos cumplido, la verdad. En mi lista están algunos como hacer algo grande por el mundo y otros menos ambiciosos como saltar en paracaídas.
Es típico de adultos decir que nunca se realizan todos los sueños que uno tenía de joven, espero que no me pase eso. Sólo hay que  tener el coraje suficiente para perseguirlos hasta que uno  los consiga.
No sé lo que me deparará este curso, tampoco sé si realmente vamos a pensar y a aclarar dudas que tengo, ni sé si vamos a filosofar cosa que considero muy complicada, aunque espero que lo hagamos. Un día leí en un libro titulado El mundo de Sofía que lo único que necesitamos para convertirnos en buenos filósofos es la capacidad de asombro. A todos nos vendría bien volver a ser como niños para poder sorprendernos con más facilidad.