ATREVETE A PENSAR

Pensar, idear, soñar,reflexionar, darle vueltas a las cosas es el camino para cambiar aquello que no nos gusta, para cambiar el mundo. Por eso os invito a aceptar el desafío de pensar.
Sapere aude, ¡Atreveos a pensar por vosotros mismos!

domingo, 20 de noviembre de 2011

Traficantes del amor

No estoy suficientemente inspirada para hablar del amor, el amor de pareja, nunca he sentido ese amor que convierte a dos almas en una y dura toda la vida, no puedo hablar de mi experiencia personal. Podría hablar de él aún sin conocerlo, porque lo he visto, lo he vivido, no en mis carnes sino en las de los seres que me rodean sobre todo, en mis padres y mis abuelos. He tenido esa suerte supongo que su ejemplo me servirá de ayuda en el futuro. Hay un fragmento que oí una vez en una película que me impresionó enormemente.

"El amor es sufrido y considerado, nunca es celoso. El amor no es jactancioso o engreído, nunca es grosero o egoísta, nunca se ofende ni es resentido. El amor no haya placer en los pecados de los demás y se deleita en la verdad. Siempre está dispuesto a excusar, confiar, esperar, soportar todo lo que venga"

 Cuando la escuché lo vi con claridad, ese es el amor de verdad, el amor más puro, no por eso perfecto ni falto de dificultades, pero en el fondo verdadero. Todo lo demás que nos vendan es mentira. Y digo “nos vendan” porque sólo hace falta encender la televisión cinco minutos para darse cuenta de cómo el concepto de amor es manipulado, usado, vendido, rebajado y rentabilizado. Para los que no los conozcan, existen programas en los que las chicas compiten por el “amor” de un chico, este debe elegir entre veinte de ellas y luego salir del programa con una.  Intentan encontrar el amor rodeados de cámaras y con miles de espectadores viéndoles. ¿Cuáles son las probabilidades de encontrar el amor de ese modo? ¿Una contra un millón? O son ingenuos, o no les faltan escrúpulos en fingir interés en enamorarse. Otros programas sencillamente se ocupan de ventilar los trapos sucios de las familias en un plató. Las madres llevan ahí a sus hijas para regañarles en público en lugar de intentar solucionar los problemas en casa. Y cómo no, también existen los programas de corazón y las revistas que se ganan la vida hablando del amor, o mejor dicho de la falta de amor de los demás.
Por supuesto, todos estos cobran por exponerse de esa manera, ponen precio a su vida privada y a sus relaciones personales, se venden literalmente. Y cuantos más problemas, y más engaños, y más insultos, y más obscenidades, mejor. En ocasiones estas personas son víctimas de su propio circo, son juzgadas y condenadas mediáticamente. En los propios programas a los que van les humillan sin piedad. Seguramente los presentadores o colaboradores habrán hecho lo mismo o algo peor que ellos pero eso les da igual. No quiero decir que estos sean víctimas y los otros verdugos sino que en muchas ocasiones se aprovechan de gente sin cultura, sin oficio ni beneficio y en situaciones económicas difíciles. Esto por supuesto no justifica acudir a esa clase de programas. Pero me gustaría poner el acento en la conducta de aquellos que administran estos programas: directores, presentadores, guionistas, realizadores etc.
 
Aquellos que muy cómodamente tiran la piedra y esconden la mano, ponen en el punto de mira las actuaciones de otras personas y permiten todo tipo de vejaciones. Se asemejan (sin querer ser exagerada) a aquel que explota sexualmente a una chica y se lucra de ello. Son las personas que exprimen al límite los sentimientos de los otros para conseguir audiencia, son los traficantes de amor.     

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